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Por La
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SITUACIÓN DE LA MUJER EN EL ÁMBITO LABORAL

Durante las últimas décadas, hemos sido testigos de importantes avances en la incorporación de la mujer al mundo laboral, experimentando el papel de la mujer en la esfera doméstica y en el trabajo una profunda transformación en muchos sentidos. Actualmente, las mujeres ya no son educadas exclusivamente en el ámbito de los cuidados familiares y deben compatibilizar su trabajo dentro del hogar con su carrera profesional, siendo necesario un reparto, tanto de funciones, como de responsabilidades en la pareja.

A pesar de ello, todavía queda mucho por hacer para alcanzar la igualdad de género en el ámbito laboral. Es necesario seguir trabajando en la eliminación de barreras y prejuicios de género, así como en la promoción de políticas y medidas que fomenten la igualdad de oportunidades y la conciliación de la vida personal, laboral y familiar para hombres y mujeres por igual. 

Pero este camino no ha sido fácil, ya que las mujeres han estado luchando para superar barreras en el acceso al trabajo y, a pesar de que se han logrado avances significativos, todavía se  enfrentan a obstáculos en el camino que aún hoy en día siguen impidiendo su realización profesional. 

A continuación se exponen algunos términos que se han utilizado para identificar las dificultades que encuentran las mujeres al incorporarse al mundo laboral: 

– En el siglo XIX Matilde Joslyn Gage, sufragista y abolicionista, introdujo el término efecto Matilde para evidenciar la falta de reconocimiento de los logros científicos de las investigadoras, siendo atribuidos a compañeros de la profesión. Este efecto no es el único que distorsiona el trabajo de las mujeres, que suponen la mitad de la población mundial.

El síndrome de la impostora, por el que muchas profesionales se ven obligadas a justificar su valía continuamente. El mayor problema es que puede afectar negativamente a la autoestima de las mujeres que lo experimentan; a pesar de haber conseguido buenas notas en los estudios, liderado proyectos exitosos o haber alcanzado metas que justifiquen y demuestren su éxito, ellas sienten que no se lo merecen. Esto puede provocar que las mujeres que padecen el síndrome de la impostora experimenten una constante sensación de ansiedad por miedo a que las demás personas descubran que “son impostoras”. Además, debido a la falta de confianza en sí mismas, el síndrome puede limitar sus capacidades, lo que constituye un obstáculo psicológico que puede impedirles seguir cosechando éxitos. 

– El concepto de suelo pegajoso hace referencia a la dificultad con la que se encuentran las mujeres para recibir formaciones superiores o realizar una exitosa carrera laboral. Todo ello derivado de la responsabilidad que las mujeres tienen con respecto a las tareas domésticas y de cuidados, las cuales generan un sentimiento de preocupación e impotencia por no disponer de tiempo para la promoción en el ámbito profesional. La mayor consecuencia que tiene este fenómeno es la alta carga emocional por la que pasan las mujeres afectadas, ya que las dobles jornadas y los numerosos problemas que provocan, hacen que, en muchos casos, abandonen sus puestos de trabajo, o bien se vean condicionadas a aceptar contratos a media jornada.

Techo de cristal: este término se utiliza para delimitar la barrera invisible que impide a las mujeres llegar a puestos de trabajo de alta responsabilidad, o a empleos con mucha importancia cuyos salarios sean elevados. El desarrollo de la sociedad patriarcal ha provocado que, en muchas situaciones, se crea que las mujeres no son elegibles para este tipo de puestos autoritarios, llegando incluso a hacer que ellas mismas asuman que no son capaces de afrontar este tipo de empleos, normalizando una situación completamente discriminatoria. El concepto de techo de cristal no implica ningún obstáculo a nivel legal, son perjuicios que la sociedad ha extendido desde hace muchísimo tiempo.

Gracias al movimiento feminista y a la leyes de igualdad de género, las mujeres han ido abriendo caminos y conquistado espacios que antes eran vetados. Solo así podremos conseguir una sociedad más justa, equitativa e inclusiva para todas las personas, independientemente de su género.